La pesadilla de Bob

De nuevo en la balaustrada mirando las farolas: ¿por qué las han cambiado?...me gustaban más las anteriores...qué más da... el oleaje golpea los bloques de hormigón, es cuestión de tiempo que acaben reducidos a arenisca...los coches siguen pasando a toda velocidad, mientras alguna moto sin tubo de escape aumenta la autoestima del piloto a base de ruidos...

Ayer me fui a dormir embotado de alcohol y porros...esa maría es condenadamente buena , así que no tengo resaca, aunque las bajas presiones anuncien lluvias...¿de dónde sopla el viento?...

El tiempo ha pasado: esos edificios no estaban allí hace unos años, tampoco se había descubierto ningún anfiteatro romano debajo de las casas del barrio ni se había inundado de bares la ciudad. Ese tiempo también ha pasado por mí, antes hubiera recorrido los cinco kilómetros en poco más de media hora, ahora simulo que me distraigo para descansar cada poco...miro las caras de los paseantes que parecen máscaras, arrastrados por sus perritos, en busca de la arena de la playa para llenarla de sus orines ...

Hace años estábamos dispuestos a compartirlo todo, porque todo debía cambiar. Las asociaciones de vecinos, las asociaciones de estudiantes, los grupos de teatro, los grupos de música, los aficionados al cine, los dibujantes de cómics formaban su propia plataforma de colaboración y exponían sus hallazgos para que todo el que quisiera colaborara... y todo el mundo quería colaborar, porque el futuro era nuestro, pero ahora...los tiempos están cambiando.

El exilio ya no produce movimiento, ya no somos cantos rodados de tanto ir y venir, nos exiliamos desde la butaca del salón a base de mandos a distancia. Nuestro cerebro se adormece con drogas que se mantienen legales para que las usemos sin miedo, ¿o no son opiáceos los programas de telebasura que nos colocan en horario de máxima audiencia?...y no puedo decir que no volveré a trabajar en esa granja nunca más, porque en realidad es lo que hago queriendo y sin querer todos los días...

Se nos ha venido encima esta tempestad sin que sepamos cómo ha sido, los nubarrones que amenazaban al principio de los tiempos,  eran más poderosos de lo que creíamos y no era verdad que el género humano fuera bondadoso por naturaleza, en realidad cada uno busca su propia recompensa y ahora no encontramos quien ofrezca cobijo de la tormenta.

Me gustaría creer que mañana seré liberado, porque te quedarás a mi lado, Lady, para comenzar una nueva vida en la que seremos por siempre jóvenes, pero me temo que ha llegado el cambio de guardia y no somos los protagonistas de esta historia, a fin de cuentas el joker de la baraja siempre es un bufón que cree que el mundo le pertenece,  cuando en realidad sirve para tapar los descosidos de las vidas de los demás...

Y aquí estoy,  enredado en este blues, buscando conexiones con el presente para intentar seguir vivo una hora más y creer que aunque digan lo contrario, se equivocan, quiero  estar seguro de que mi tiempo no ha pasado, aunque ahora suene en mi cabeza y en mi corazón la melodía que dice que en realidad, solo estoy llamando a las puertas del cielo.

Miguel Ángel.